CEMENTO

Cuando te deje a ti, a mi y al pucho traicionero podré dejar al trago religioso, chorriante en fe, chorriante en odio.
Las nubes se hacen noche mientras seguíamos con esos movimientos improvisados, siempre era hasta que mis pulmones sangren.

Murciélagos extraños se esconden en los árboles, todo cambia de rumbo, el destino es sabio.
las carcajadas sin sentido se perdían en los sillones de las pocilgas, éramos un equipo de perdición,
hicimos un trato de por vida, vernos para drogarnos, vernos para arrancar... La lástima es que nos queríamos tanto... 

Gente insignificante inmensamente grande
Reloj dorado en la ciudad de luces doradas
Los vasos de chela se acaban y me inspiran para no acabar
Una botella sumisa me mira para ser servida

Y nos vamos, volvemos y recorremos el mapocho
La supuesta autoridad se posa ante nuestros ojos
Que ya no pueden filtrar ni ocultar tanta felicidad
Y seguimos el camino tardío
Buscando el amanecer en alguna plaza dispuesta a escucharnos.
Por que el sol... Nunca brilla de noche...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

es ahí cuando hay que subir para no quemarse,
sentir como ese ardor se enfría,
el cuerpo se vuelve suave después del fuego del día.
Hay que saber acercarse; con calma y firmeza.
Hay que saber alejarse, con silencio y firmeza.

Anónimo dijo...

Él cuerpo es una marioneta de nuestra mente, los sentimientos son unos estúpidos eternos enamorados de lo incierto... A quien le creemos?
En quien confiamos?
A quienes amamos?
Somos un papel en blanco escritos por una mano maquiavélica manipuladora y que se vaya a la puta.