Aprendí a llorar sin ser escuchada
Aprendí a caminar sola y no temerle a nadie
Aprendí a beber gratis a cambio de sonrisas 
Aprendí a enamorar a 3 personas al mismo tiempo
Aprendí a parecer sincera.


Aprendí a amar sin sentimientos
Aprendí a creer estar arriba de todos
Aprendí a leer miradas y sonrisas agrias
Aprendí a jurar y a mentir a la misma vez
Aprendí a no interesarme por nadie.


Aprendí a vivir libre de culpas
Aprendí a ser encubiertamente casi siempre la culpable
Aprendí a ser sinvergüenza
Aprendí a tener que vivir con resaca
Aprendí que mi cuerpo no tiene límites.


Aprendí que el maquillaje tape las caretas de mi cara
Aprendí que rezar es necesario
Aprendí que hay peores lugares que el infierno
Aprendí que los padres siempre tienen la razón
Aprendí que los hombres solo buscan carne.


Aprendí que se me hace todo fácil
Aprendí que escribir es lo único que me falta
Aprendí que las horas no existen donde no corren relojes
Aprendí que debo marcharme al sentir presentimiento de fin indigno
Aprendí a ser admirada por ignorantes.


Aprendí a ser ignorada por quienes el tiempo no los volvió locos
Aprendí a descubrir las sensaciones escondidas en cualquier narcótico
Aprendí a sentir el último día de mi vida
Aprendí a aparentar que nada había sucedido
Aprendí a convivir con los temores del pasado.


Aprendí a esconderme abajo de las frazadas
Aprendí a crear mi música
Aprendí a alabar la paz
Aprendí a proteger a mi alma
Aprendí que eso es lo que dice mi mirada y no olvido que aprendí de los peores.

1 comentario:

Javier Andrade dijo...

Cre que más de alguna vez fuí uno de los "ignorantes" que sintió admiración. Pero no creo haber estado equivocado.

Me agrada como escribes, eres una de las pocas personas que no miente al hacerlo.